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¿Crees que sabes todo lo que hay que saber sobre el CBD? No es tan cierto. Aquí tienes cinco datos realmente asombrosos sobre el cannabidiol.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define una sustancia psicoactiva como aquella que, ingerida o administrada, altera procesos mentales como las funciones cognitivas o el afecto.
El CBD es una de las muchas moléculas derivadas de la planta del cáñamo. A diferencia del THC*, no altera la consciencia, es decir, no te coloca.
Por lo tanto, el cannabidiol no es psicotrópico ni adictivo.
Por último, según la OMS[1], el CBD no parece tener potencial de abuso ni ser perjudicial para la salud.
Como ya se ha mencionado, el CBD no es adictivo; al contrario, parece tener efectos positivos sobre adicciones como el cannabis, el alcohol, los cigarrillos y otras drogas.
Un estudio clínico de 2018[2] titulado "Potencial de tratamiento del cannabidiol para la prevención de la recaída en el consumo de drogas" observó por primera vez que el CBD ejercía efectos beneficiosos relevantes contra varias condiciones que favorecen la recaída, como la sensibilidad a contextos relacionados con las drogas y el estrés, la ansiedad y el deterioro del control de los impulsos.
Un segundo estudio realizado en 2017[3] incluyó un experimento doble ciego, lo que significa que ni los investigadores ni los participantes sabían a qué condiciones habían sido asignados durante el experimento.
En este caso, los participantes vieron vídeos relacionados con la heroína y experimentaron elevados efectos de abstinencia. Se descubrió que los sujetos que tomaron CBD como parte del tratamiento mostraron menos signos de abstinencia que los del grupo placebo tras la exposición a señales relacionadas con la droga. Los resultados también mostraron una reducción de la ansiedad, así como de la frecuencia cardíaca y el cortisol, comúnmente conocida como la "hormona del estrés". Los efectos relacionados con el CBD fueron visibles ya una hora después de la administración del CBD y siguieron siéndolo hasta una semana después de la prueba.
Según un estudio holandés de 2013[4], el CBD puede contrarrestar los efectos negativos del THC. Las variedades de cannabis con altos niveles de THC y bajos niveles de CBD pueden provocar un aumento de los efectos psiquiátricos, como paranoia, ansiedad y comportamientos adictivos.
Un reciente estudio canadiense[5](2019) administró THC a ratones y tanto CBD como THC a otra muestra. El estudio descubrió que los ratones experimentaban ansiedad y eran receptivos al aprendizaje basado en el miedo. Los sujetos a los que se administró tanto CBD como THC mostraron menos ansiedad y fueron menos sensibles al aprendizaje basado en el miedo.
Basándose en estos resultados, el equipo de investigación afirma que el CBD bloquea la capacidad del THC de sobreestimular el hipocampo (que desempeña un papel central en la memoria), evitando así sus efectos secundarios negativos.
Un estudio internacional de 2013[6] también concluyó en esta línea, afirmando que "Nuestros principales hallazgos fueron que el CBD inhibió la paranoia inducida por el THC e inhibió los efectos adversos del THC sobre la memoria episódica. Además, el CBD redujo la proporción de participantes que experimentaron psicosis aguda por THC clínicamente significativa".
El CBD parece tener efectos opuestos sobre el sueño, dependiendo de la dosis tomada.
Dos estudios realizados por Nicholson y Zuadi[7] et al demostraron que una dosis de CBD de 160 mg/día aumentaba el tiempo de sueño en personas que padecían insomnio.
Por el contrario, una dosis más baja (15 mg) volvió a mostrar un aumento de la vigilia en personas que sufrían insomnio. Así que, en dosis bajas, el CBD puede hacer que te sientas con energía y alerta.
Según varios estudios, entre ellos uno realizado en 2015 por la Universidad Hebrea de Israel[8], cuando todos los compuestos del cáñamo están presentes (terpenos, cannabinoides: CBD, CBN, CBG, THC*, etc.) actúan mejor juntos que aislados.
La eficacia de los cannabinoides aumenta cuando se combinan: esta sinergia se conoce como "efecto séquito".
* El THC es una sustancia prohibida en Francia (si el nivel supera el 0,2%).