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La palabra epilepsia procede del griego "epilambanein", que significa "coger por sorpresa". Aunque esta enfermedad neurológica adopta muchas formas, lo que tiene en común es que es imprevisible.
En Francia, unas 500.000 personas padecen epilepsia y, aunque existen varias soluciones médicas, ninguna de ellas ofrece una cura completa. En algunos casos, la única solución es limitar el número y la intensidad de las crisis.
La epilepsia[1] está relacionada con una actividad eléctrica anormal en las células nerviosas de la corteza cerebral, que provoca una interrupción temporal de la comunicación entre las neuronas.
Las crisis generalizadas se producen cuando se ve afectado todo el cerebro (un tercio de los pacientes) y las crisis parciales cuando se ve afectada una zona específica del cerebro (dos tercios de los pacientes):
1/ La epilepsia generalizada es a su vez polifacética, ya que puede presentarse en forma de crisis llamadas tónico-clónicas (la crisis más espectacular marcada por convulsiones, caídas, gritos, etc.), ausencias (algunos desmayos a la semana) o crisis mioclónicas (sacudidas musculares breves en plena consciencia).
2/ La epilepsia parcial no afecta a todo el córtex. Los síntomas difieren según la parte afectada, y suelen caracterizarse por contracciones, espasmos o cambios de humor.
Se dice que la epilepsia parcial es simple cuando no hay ruptura de conciencia. Se dice que la epilepsia parcial es compleja en cuanto se produce un cambio de conciencia (por ejemplo, la persona realiza gestos automáticos).
Sobre la base de una clasificación internacional de los síndromes, se distingue entre epilepsias idiopáticas (10-15% de los casos) de origen genético y , por tanto, sin causas aparentes, y epilepsias sintomáticas resultantes de lesiones localizadas en el cerebro o de un fenómeno difuso y derivadas de un daño cerebrovascular (ictus), un tumor, una enfermedad infecciosa como la meningitis o una lesión prenatal.
El diagnóstico se realiza mediante un EEG (electroencefalograma) y, en caso de epilepsia sintomática, también mediante resonancia magnética.
El paciente debe ser controlado por un médico, ya que un tratamiento inadecuado puede empeorar la epilepsia. Hay casos en los que la epilepsia se cura y otros en los que persiste (epilepsia farmacorresistente).
Dada la violencia e imprevisibilidad de las convulsiones, el paciente suele desarrollar ansiedad y/o depresión, y en este caso también debe ser controlado por un psicólogo.
Ante todo, dado que se trata de una enfermedad grave, cualquier uso del CBD debe estar sujeto al consejo de un médico.
Se han realizado varios estudios científicos sobre el impacto del uso del aceite de CBD en la epilepsia.[2]
Según la forma de epilepsia, la reducción de las crisis varía entre el 42% de las crisis atónicas (crisis que pueden provocar caídas) y el 51% de las crisis convulsivas.
Estos 3 estudios se llevaron a cabo con aceite de CBD dosificado al 10%, es decir, 100mg/ml.
En el caso de los pacientes refractarios o con epilepsia farmacorresistente (epilépticos con crisis que no responden satisfactoriamente a los fármacos antiepilépticos, es decir , alrededor del 30% de los pacientes), se ha observado una reducción de las crisis de al menos el 50% en el 40-50% de todos los casos estudiados.
Sin embargo, los sujetos que padecen otras formas de epilepsia, como la epilepsia focal de origen estructural (debida a una lesión cerebral) o la epilepsia generalizada idiopática (idiopática: la epilepsia no es consecuencia de otra cosa, es la propia enfermedad), aún no han sido estudiados de forma específica. El resultado es la incertidumbre sobre la eficacia del CBD en su caso. [2]
Aunque tomar CBD parece mejorar la situación de los pacientes en un número significativo de casos, como se menciona en el preámbulo, es imprescindible buscar el consejo previo de su médico.
Por último, además de su acción sobre el número y la intensidad de las crisis, el efecto ansiolítico del CBD también puede desempeñar un importante papel calmante en este aspecto de la enfermedad[3]. Ya sea antes, después o entre crisis, las personas con epilepsia sufren a menudo depresión y ansiedad.
Aceite de CBD se toma en forma de gotas que se colocan directamente bajo la lengua con una pipeta, lo que permite una difusión más rápida en el torrente sanguíneo y un efecto más inmediato. En principio, el CBD no tiene efectos secundarios, aparte de un cierto grado de somnolencia en algunos casos, lo que significa que la cantidad de gotas ingeridas puede ajustarse en consecuencia.